Aníbal Merlo, los sueños, la materia y el tiempo
Sin firma, El Punto de las Artes, 1996
Escultura y pintura, recientes, para este encuentro de la obra del artista, con el panorama artístico de la capital francesa. Acrüicos sobre tela, esculturas de madera en una propuesta muy coherente, que pone de manifiesto su quehacer, en distintas técnicas, sin solución de continuidad.
Pinturas muy comprometidas con el volumen, con la vocación escultórica, y piezas escultóricas, tributarias de sus cromías, con una simbiosis de estilos, de modos y de maneras, que le determinan, aproximándose, en muchas ocasiones, a una evidente estética pop.
En el texto del catálogo, que acompaña a esta exposición, Ana Lucas distingue al autor, como un artista romántico, comprometido con las cartografías del sueño, con la reinvención del uso de la materia y con la integración del tiempo, en la piel y la carne de sus objetos, de sus obras.
Hay una expresión bien definida, que distingue la pintura de su escultura, sin que pierdan jamás la filiación. Sus maderas pintadas se constituyen en fondo y forma, al igual que sus lienzos son superficies para un informalismo aliado del volumen, de la luz y de la tensión que genera la materia.
Aníbal Merlo, Buenos Aires 1949, reside en España desde 1974, vive y trabaja en Madrid. Realiza su primera individual, en Bonn, 1981, y desde entonces ha participado en numerosas muestras colectivas, certámenes, bienales, ferias internacionales y en dieciocho personales, en Argentina, Alemania, Austria, Bélgica, Francia y España, la mayoría de ellas en Madrid.
Hay en la obra de Aníbal Merlo una predilección por el rigor, una búsqueda de la sorpresa, a través del trabajo bien hecho; un privilegio de la exquisitez, que muchas veces se constituye en un esteticismo que dificulta llegar al fondo último de su expresión, ante la potencia de la belleza formal y epidérmica.
Paisajes fragmentarios, travesías, construcciones, formas para las sombras y vestigios de un antiguo sentir, expresado en lenguaje muy actual, son algunos de los elementos que intervienen en la concepción de esta propuesta, que afirma un lenguaje, que ya le identifica.
Pinturas muy comprometidas con el volumen, con la vocación escultórica, y piezas escultóricas, tributarias de sus cromías, con una simbiosis de estilos, de modos y de maneras, que le determinan, aproximándose, en muchas ocasiones, a una evidente estética pop.
En el texto del catálogo, que acompaña a esta exposición, Ana Lucas distingue al autor, como un artista romántico, comprometido con las cartografías del sueño, con la reinvención del uso de la materia y con la integración del tiempo, en la piel y la carne de sus objetos, de sus obras.
Hay una expresión bien definida, que distingue la pintura de su escultura, sin que pierdan jamás la filiación. Sus maderas pintadas se constituyen en fondo y forma, al igual que sus lienzos son superficies para un informalismo aliado del volumen, de la luz y de la tensión que genera la materia.
Aníbal Merlo, Buenos Aires 1949, reside en España desde 1974, vive y trabaja en Madrid. Realiza su primera individual, en Bonn, 1981, y desde entonces ha participado en numerosas muestras colectivas, certámenes, bienales, ferias internacionales y en dieciocho personales, en Argentina, Alemania, Austria, Bélgica, Francia y España, la mayoría de ellas en Madrid.
Hay en la obra de Aníbal Merlo una predilección por el rigor, una búsqueda de la sorpresa, a través del trabajo bien hecho; un privilegio de la exquisitez, que muchas veces se constituye en un esteticismo que dificulta llegar al fondo último de su expresión, ante la potencia de la belleza formal y epidérmica.
Paisajes fragmentarios, travesías, construcciones, formas para las sombras y vestigios de un antiguo sentir, expresado en lenguaje muy actual, son algunos de los elementos que intervienen en la concepción de esta propuesta, que afirma un lenguaje, que ya le identifica.