Cuerpo y poder volar

Aníbal Merlo, 2015

De todos es sabido que no somos seres alados sino bípedos implumes. A nuestro cuerpo no le ha sido concedido el poder de volar como las moscas, las aves o los superhéroes. Sin la fuerza de la gravedad no sería concebible nuestra existencia, pero ansiamos dominarla siendo más ágiles, más rápidos, más livianos… y más allá de lo físico contraponemos esa restricción omnipresente a nuestra idea de la libertad. Con esa figura definimos el pensamiento, la vida o la personalidad de quien no está condicionado por ataduras, -externas o internas- y que tiene la suerte y/o la sabiduría de poder elevarse sobre el paisaje circundante. Ese anhelo puede ser expresado a través del sueño, el arte, la poesía… al fin y al cabo formas de trascender nuestros límites. Pero esa mirada poética puede ser dirigida también a la imposibilidad de lograrlo, a ese estar pegados al suelo.

A ello alude este conjunto de dos esculturas y una fotografía; a nuestra condición de seres  entre la tierra y el cielo, entre la realidad y nuestros sueños.



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