Instalación tomando como base las tinajas de El Dorado, antigua destilería situada en el pueblo manchego de Quintanar de la Orden, en el contexto de un encuentro de arte anual.
En las tinajas sobresalían piezas de oro que conformaban un importante tesoro.
A lo largo de todo el frente del soporte de las tinajas, se podía leer el siguiente texto:
“Puede que en aquel preciso instante en el que,
por orden expresa de su superior Lope de Aguirre, la cabeza de Juan Beltrán era separada con violencia de su cuerpo, aún tuviera tiempo de concebir una embriagadora visión de El Dorado, soñándose ya de vuelta de las Indias e instalado en su pueblo, Quintanar de la Orden, con una cantidad tal de piezas de oro de distintas formas y tamaños como para llenar veinticuatro grandes tinajas, una fortuna que aún siendo incalculable no era más que la justa recompensa por las penurias sufridas en los años 1561 y 1562, atravesando ciénagas, desiertos y selvas de un continente imposible, en pos de un sueño fantasmal que ahora, al fin, dejaba de ser una quimera”.