Aníbal Merlo



Javier Hontoria
El Cultural de El Mundo, 2001







Podríamos decir que Aníbal Merlo (Buenos Aires, Argentina, 1949) propone, en sus pinturas, un vuelo sin motor, casi a ras de suelo, inspeccionando los tejidos de una tierra árida y maltratada, o examinando las ricas texturas de! suelo fértil y próspero. Éstas describen, con cromatismo sobrio y austero, esa minuciosa mirada en la que se observan vestigios de construcciones olvidadas, milenarias, provistas de las huellas de tiempos ancestrales, que sobresalen tímidamente de la tierra, como a punto de ser engullidas por ésta. Sin embargo, al acercarnos a !as esculturas, descubrimos un talante distinto. Policromadas, evocan, frente a! carácter geológico de las pinturas, la grandeza e inmensidad del mar. Como si de piezas de construcción de barcos se tratara, nos remiten a¡ romanticismo del viaje por mar con sus formas onduladas e insinuantes. Por último, en las fotografías digitalizadas, las más interesantes, vuelve a ocuparse de la tierra en su versión más dramática. Paisajes desolados, abandonados al transcurrir de un tiempo punzante y despiadado.






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