Paisajes interiores

Pintura


“…Gris ceniza o plomo o tormenta, negro noche o abismo o roca, blanco, plata, son los que se repiten con más frecuencia, apoyados en algún caso por el ocre o el pardo de la tierra, o por el azul de un cielo que en ocasiones se deshace en agua de lluvia, o en mar.

Sin referencias reales concretas, y sobre todo sin echar mano de ninguna convención figurativa Aníbal Merlo no deja de ser, a su manera, un paisajista. Ciertos colores, ciertas configuraciones formales, cierta gestualidad le permiten sugerir aquí el mar surcado por El sueño de Ulises, allá un cielo poblado de nubes, y más allá una roca solitaria e inhóspita que él mismo, en el título se encarga de catalogar como lunar (...)
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Juan Manuel Bonet, fragmento del texto del catálogo de la exposición individual en la Galería Emilio Navarro, 1989.


…el diálogo íntimo e intenso que se establece entre el cielo y la tierra. El alma volátil de sus configuraciones aéreas está expresada por un sutil tratamiento, logrado a partir de un mayor dominio técnico de la materia. Ese tratamiento cambia y se adecúa cuando es trasladado al mundo terrestre: superficies terráqueas, altas montañas e inexpugnables volcanes, anhelan conquistar el cielo y pugnan por trascender los límites impuestos por el cuadro. De ahí, en algunas ocasiones, la utilización del díptico o el tríptico, o de composiciones donde se acentúa esta lucha, expresión de la eterna guerra y reconciliación entre el mundo lunar y el sublunar. Guerra y reconciliación -metáfora de la propia actividad creativa- fijan desde la pintura el instante eterno de lo transitorio. La toma de consciencia de la transitoriedad eterna de la naturaleza y su inversa, le permite jugar con estas estructuras de infinitas combinaciones (...)
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Ana Lucas, fragmento del texto del catálogo de la Galerie Dialogue, Bruselas, 1988.





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