Naturalezas y construcciones
Escultura, pintura y fotografía
Entre las innumerables posibilidades de clasificación de la realidad, podría haber una que separara lo que ha sido construido por el ser humano y lo que no. Después de esa formulación tan básica veríamos que los límites no son tan precisos. Nuestras creaciones participan de leyes naturales, incluyendo aquellas que son específicamente humanas. ¿Y acaso no construye la propia naturaleza?
Más allá de las clasificaciones, está el sugerir, expresar, preguntar y revelar. Tal vez a través de una propuesta que evoque, de manera difusa e imperfecta esa confrontación y esos territorios comunes entre unas construcciones y otras. Enlazadas también por los rastros sutiles que va dejando el tiempo a su paso por ellas a medida que las devora.
Como punto de partida, fotografías realizadas en paisajes más bien recónditos, algunos de ellos en explotaciones mineras abandonadas. Y también la perspectiva de construcciones en forma de esculturas. Escaleras, elipses y sinuosidades. Ensoñaciones que se han materializado en el mundo real, cuya observación se incorpora a su vez a nuestro paisaje interior.
A.M. 2003
Nos preguntamos de dónde ha surgido esta iconografía, de qué fuente manan las escalas, los pozos, las rocas perforadas, las nubes, las arenas innúmeras. Quizá la escultura de Merlo puede darnos una respuesta. En ella, se reiteran las arquitecturas que recuerdan a los zigurats mesopotámicos, observatorios astronómicos en forma de torres escalonadas que pretenden ser vínculo entre el hombre y la divinidad. Se traduce a pequeña escala y al noble idioma de la madera el adobe de la arquitectura asiática. Incluso los pozos y fosos que profundizan en la idea subterránea -donde fluye lava o un líquido espeso que procede de las entrañas- conservan siempre elementos que tienden hacia lo alto, que mantienen una dinámica ascensional propia de la creación de Merlo. Esta dinámica se acentúa en las escaleras y edificios que presentan rasgos mesopotámicos: observatorios, torres o santuarios cuyos remates se elevan y semejan un órgano interpretando a Bach. (...)
Mónica Rebollar, Revista Lápiz, fragmento.
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Más allá de las clasificaciones, está el sugerir, expresar, preguntar y revelar. Tal vez a través de una propuesta que evoque, de manera difusa e imperfecta esa confrontación y esos territorios comunes entre unas construcciones y otras. Enlazadas también por los rastros sutiles que va dejando el tiempo a su paso por ellas a medida que las devora.
Como punto de partida, fotografías realizadas en paisajes más bien recónditos, algunos de ellos en explotaciones mineras abandonadas. Y también la perspectiva de construcciones en forma de esculturas. Escaleras, elipses y sinuosidades. Ensoñaciones que se han materializado en el mundo real, cuya observación se incorpora a su vez a nuestro paisaje interior.
A.M. 2003
Nos preguntamos de dónde ha surgido esta iconografía, de qué fuente manan las escalas, los pozos, las rocas perforadas, las nubes, las arenas innúmeras. Quizá la escultura de Merlo puede darnos una respuesta. En ella, se reiteran las arquitecturas que recuerdan a los zigurats mesopotámicos, observatorios astronómicos en forma de torres escalonadas que pretenden ser vínculo entre el hombre y la divinidad. Se traduce a pequeña escala y al noble idioma de la madera el adobe de la arquitectura asiática. Incluso los pozos y fosos que profundizan en la idea subterránea -donde fluye lava o un líquido espeso que procede de las entrañas- conservan siempre elementos que tienden hacia lo alto, que mantienen una dinámica ascensional propia de la creación de Merlo. Esta dinámica se acentúa en las escaleras y edificios que presentan rasgos mesopotámicos: observatorios, torres o santuarios cuyos remates se elevan y semejan un órgano interpretando a Bach. (...)
Mónica Rebollar, Revista Lápiz, fragmento.
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